miércoles, 30 de julio de 2014

Y al tercer día...



EL BIG LOW (y 3). DOMINGO
La hora punta en el desayuno bufe de los hoteles se retrasa. Es domingo. Los clientes apuran minutos en la cama antes de acudir a la cita matinal, para degustar un menú basado en productos que jamás se atreverían a mezclar y devorar en las cantidades ingentes que aquí amontonan en platos con millones de lavados. Gustos dulces y salados se entremezclan en paladares poco exigente en este horario y lugar. Pocos lowers en el banquete matutino, donde sí abundan los british que engullen sus beans with tomato y mezclan churros con kétchup en un aquelarre anticulinario. El personal patrio más costumbrista encarga arroces de domingo con base de pescado, dieta mediterránea para afrontar la última jornada de festival. El cansancio acumulado no ha conseguido saciar la sed de música de los más lowers, que quieren culminar con nota la tercera sesión de conciertos. 


La tarde encara su recta final antes de la puesta de sol con Los Campesinos que, pesar de lo que el nombre pueda inducir a pensar, provienen de la universidad de Cardiff. Posiblemente jamás han empuñado una azada pero sí muestran mucha preocupación por los graves problemas del mundo agrícola. Su pop campestre, divertido y fresco sembró la fiesta para seguir los ritmos indie que Gareth Campesino, cantante de la banda, paseó literalmente en medio del público, micro en ristre, al bajar del escenario y avanzar entre la multitud casi hasta la mitad del estadio. 




Sin tiempo para reposar saltó al campo el rock festivalero de IZAL, acompañado de hordas de entusiastas aficionados que coreaban casi todas sus letras ante una formación totalmente entregada, que sacaba oro de cada nueva canción. Todo un merecido fenómeno en ascenso, que en apenas dos años y medio ha conseguido saborear las mieles del éxito a partir de auténticos himnos nacidos para sonar de manera apoteósica ante grandes aforos. Niños Mutantes se unieron al jolgorio dedicando uno de sus temas al nombre del fin de semana en España: Jordi Pujol y su gusto por el dinero. La Habitación Roja  puso el acento valenciano a la noche, revisando su nutrido bagaje cuando atraviesan los momentos más dulces de su dilatada carrera, desde que comenzaron en su natal l’Eliana. Entre risas y últimos paseos por el recinto llegó la hora punta de la noche. 




Saltan al escenario Kaiser Chiefs, con permiso y siempre a continuación de The Hives, se situaron entre los grandes agitadores del festival. Se dedicaron a la suyo, ofreciendo un recital de contundencia y diversión liderados por un Ricky Wilson trepador, que se encaramaba a la batería o a la torre de luces haciendo compatible su agilidad vocal con la competición sobre obstáculos. Los de Leeds fueron creciendo a lo largo del directo culminado con su número uno Ruby una buena ración de rock. El teatro llegó con Love of Lesbian, tremendamente obsesionados en satirizar su presencia en escena con gags de dudoso entendimiento a cargo de Santi Balmes, entre los que hubo referencias a la telebasura, extraños disfraces carnavaleros e incluso el lanzamiento al público de uno de Los Lesbianos que atravesó el tendido embutido en un neopreno y gafas de buzo hasta llegar a la torre de sonido. Entre versiones del Como yo te amo de Raphael o Amante bandido intercalaron el repertorio habitual junto a un tema nuevo. Como casi siempre la fiesta que consiguieron crear enfervorizó a sus fans, en un recital que culminó con su endémico bis Algunas Plantas. El Low Festival 2014 fue todo esto y mucho más. Desde el escenario menor Wiko, en tamaño que no en calidad, asomaron bandas emergentes que apuntan maneras. Legiones de dj’s completaron los horarios hasta que el sol no pudo más y se abalanzó sobre los resistentes a irse a sus lugares de reposo. En conjunto el certamen crece en tamaño, electricidad y atracción convertido en una de las referencias musicales del año con las mejores bandas posibles. Un gran éxito apoyado por la masiva afluencia de público que concede al festival el título de Big Low. Todo un gran acierto junto al mar de Benidorm. Que siga.

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