domingo, 30 de noviembre de 2014

La Danza de la Vida

CINCO DÍAS QUE CAMBIARÁN EL MUNDO

Llegamos pronto al cine, con ganas. Entregamos al empleado de la puerta nuestras entradas, y el hombre reacciona con una media sonrisa cómplice tras leer el título de la película que habíamos escogido. ‘Muy buena elección, debería ser de visión obligatoria en todos los colegios... les encantará’, es la crítica certera del encargado que nos abre la puerta a un mundo nuevo.





Five Days to Dance es una lección de vida que habla de adolescentes, el penoso esquema de la educación, la danza como terapia, pero sobretodo de relaciones humanas, de cómo aprender a ser persona es terriblemente  complicado y al mismo tiempo muy simple; sólo hay que dejarse llevar. En una sociedad que basa sus reglas en una competición feroz y constante, que desprecia a los débiles y sólo premia al triunfador, la pareja protagonista recuerda que todos somos seres especiales, únicos. Tanto el que llega el primero como el que queda en sexta posición tienen mucho que aportar a los demás y son necesarios para que el mundo siga su curso. Una pedagogía de esperanza que consigue muchísimo más que crear un número coreográfico en cinco días de curso, donde desde el refuerzo de la individualidad de los alumnos se consigue formar un grupo cohesionado y fuerte, capaz de cualquier cosa. 



Un emotivo y brillantemente físico documental de Rafa Molés y Pepe Andreu, cuidadosamente fotografiado por el ojo mágico de José Luís González, que ha sido preseleccionado para los premios Goya en nueve categorías, entre ellas la de mejor documental y mejor dirección novel. Una prueba más del gran talento que atesoran los ex trabajadores de la Radio Televisió Valenciana (RTVV), vilmente despreciados por un poder político alérgico al arte, la cultura y cualquier forma de sabiduría.  

La historia nace de la propuesta formativa que reparten por Europa de Wilfried y Amaya, él holandés y ella española, dos coreógrafos que más allá de sus dotes para la danza emplean una gran dosis de psicología avanzada para hacer brotar la autoestima, la creatividad y la autodisciplina en unos alumnos que sólo tienen en común la desgana, ante el absurdo sistema educativo que los obliga a escuchar tediosas lecciones día tras día que deberán reproducir posteriormente en los exámenes, para poder seguir adelante hacia un destino incierto. Son estudiantes en plena efervescencia adolescente, el momento más crítico y decisivo de su formación como personas. La misión es ardua. En tan solo cinco días deberán perder sus miedos y olvidar rencillas que resultan infranqueables en esta etapa de la vida, para formar un verdadero grupo, donde el contacto físico del baile trasciende el ejercicio de aprovechamiento del propio cuerpo para abrir las mentes a nuevas posibilidades creativas. Una tarea pedagógica que sale de la pantalla para afectar a la emoción del espectador, que aprende con los actores a mirar de otra manera a su entorno y sus relaciones. Una sensible historia de arte, respeto y cariño que merece una visita al cine y augura un largo camino a este emocionante documental y sus autores, que nos muestran cómo sí se puede afrontar de otra manera la danza de la vida.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Los señores del riff

SIMPATÍA POR LOS STONES

No hablaban de religión, de política o de drogas en público (o al menos eso decían), pero ensuciaron la imagen del rock and roll con sus poses macarras, sus melenas desaliñadas y su rhythm and blues distorsionado. Hoy, lejos de convertirse en una parodia de ellos mismos, han vencido al paso del tiempo y han demostrado que los Stones no envejecen. Su pacto con el diablo ha superado con creces la frontera del siglo XXI con los méritos atesorados con sudor y estilo sobre los escenarios, como han demostrado en su gira 2014. Son la mayor banda de la historia de la música en activo, un título ganado a pulso con su personal apuesta sonora y su pasión por el espectáculo que ni ellos imaginaron cuando se unieron en un tugurio infecto de Londres en 1962 para fundar The Rolling Stones. Al año siguiente lanzaron al mundo su primer hit Come On que tomaron prestado de Chuck Berry, uno de los ídolos de Mick Jagger y Keith Richard. 


El padre fundador Brian Jones cayó en el camino, pero su obra sobrevive soportada por los sólidos pilares de la sociedad ilimitada Jagger-Richard que no han parado de crecer entre ritmos que siguen sonando irreverentes a pesar de su edad reconocida, siempre con Charlie Watts marcando  sus baquetas incólume. Lo dejó Bill Wyman y Ronnie Wood sustituyó a Mick Taylor, pero por lo demás todo sigue igual… De sus vidas y mucho más habla la exposición Sympathy for The Stones comisionada por Fernando Castro en la sede de la Fundación Bancaixa en Valencia, donde se puede degustar hasta el próximo dos de noviembre. Una fascinante colección de imágenes del grupo más fotografiado del siglo XX hace las delicias de fans y mitómanos. Instantáneas de Barrie Wentzell, Michael Putland, Ebet Roberts, Bob Gruen, Gus Coral, Guy Le Querrec o René Burri reproducen momentos míticos de la banda y también los más oscuros. Junto a la detención de Jagger por posesión de drogas podemos ver reunidos sobre un escenario a Bob Dylan, Bruce Springsteen y el propio Jagger que también protagoniza otro combo ilustre con el mismísimo John Lennon durante la grabación de un disco de la imprevisible Yoko Ono.



El repaso gráfico a las portadas de sus discos tiene banda sonora, que permite escuchar los temas míticos de los Stones mientras el visitante-groupie recorre la sala.
En el centro del huracán la exposición regala tres de los documentales existentes sobre la vida y obra de los señores del riff.  Jean-Luc Godard, enfant terrible de la Nouvelle Vague, rodó Sympathy for the Devil en el año de la revolución de 1968. Una película sobre el movimiento social y político en el fragor de los 60, entre efluvios del sueño hippie que los propios Stones contribuyeron a convertir en pesadilla involuntariamente, tras la muerte por apuñalamiento de un asistente al macroconcierto montado en Altamont en 1970, mientras el quinteto interpretaba Under my Thumb. El siguiente tema del repertorio, Sympathy for the Devil fue interrumpido por decisión de Jagger ante una orgía de público que desbordó lo imposible y acabó en un desmadre previsible, teniendo en cuenta que un grupo de presuntos motoristas de Los Angeles del Infierno (siempre el mal), se encargaba de la seguridad. Aquella idea fue como nombrar a Al Capone guardián del oro de la reserva federal o que Hansel y Grettel vigilasen La casa de los caramelos


El rodaje de Gimme Shelter  se convirtió en una crónica de aquel cambio de ciclo, mientras el quinteto lanzaba algunos de sus órdagos más creativos. Shine a Light con Martin Scorssese al mando tiene aires de epílogo en una atmosfera decadente de reunión para pijos, donde triunfa el mainstream incluso en la realización, que muestra un concierto de salón para selectos vips neoyorquinos que llega a incluir a Bill Clinton entre la corte de aduladores-adulados. Un fiasco frente al ambiente habitual en una convocatoria masiva que suele ser un concierto de los Stones y el legado siempre atractivo de Scorssese, que como marca de la casa siempre suele incluir canciones Stone en sus películas, convertidas por su maestría en parte del lenguaje narrativo del cine más negro y gamberro de las últimas décadas.


Y presidiendo el local dos enormes imágenes de Mick y Keith separadas por paredes pero unidas por la época pletórica en que fueron tomadas. Cualquier adicto a la música disfruta en una exposición que muestra el ascenso, auge y el impredecible mantenimiento en escena durante más de 50 años de un grupo de señores del riff, que nació de las entrañas del rock después de pactar con el diablo. 

miércoles, 30 de julio de 2014

Y al tercer día...



EL BIG LOW (y 3). DOMINGO
La hora punta en el desayuno bufe de los hoteles se retrasa. Es domingo. Los clientes apuran minutos en la cama antes de acudir a la cita matinal, para degustar un menú basado en productos que jamás se atreverían a mezclar y devorar en las cantidades ingentes que aquí amontonan en platos con millones de lavados. Gustos dulces y salados se entremezclan en paladares poco exigente en este horario y lugar. Pocos lowers en el banquete matutino, donde sí abundan los british que engullen sus beans with tomato y mezclan churros con kétchup en un aquelarre anticulinario. El personal patrio más costumbrista encarga arroces de domingo con base de pescado, dieta mediterránea para afrontar la última jornada de festival. El cansancio acumulado no ha conseguido saciar la sed de música de los más lowers, que quieren culminar con nota la tercera sesión de conciertos. 


La tarde encara su recta final antes de la puesta de sol con Los Campesinos que, pesar de lo que el nombre pueda inducir a pensar, provienen de la universidad de Cardiff. Posiblemente jamás han empuñado una azada pero sí muestran mucha preocupación por los graves problemas del mundo agrícola. Su pop campestre, divertido y fresco sembró la fiesta para seguir los ritmos indie que Gareth Campesino, cantante de la banda, paseó literalmente en medio del público, micro en ristre, al bajar del escenario y avanzar entre la multitud casi hasta la mitad del estadio. 




Sin tiempo para reposar saltó al campo el rock festivalero de IZAL, acompañado de hordas de entusiastas aficionados que coreaban casi todas sus letras ante una formación totalmente entregada, que sacaba oro de cada nueva canción. Todo un merecido fenómeno en ascenso, que en apenas dos años y medio ha conseguido saborear las mieles del éxito a partir de auténticos himnos nacidos para sonar de manera apoteósica ante grandes aforos. Niños Mutantes se unieron al jolgorio dedicando uno de sus temas al nombre del fin de semana en España: Jordi Pujol y su gusto por el dinero. La Habitación Roja  puso el acento valenciano a la noche, revisando su nutrido bagaje cuando atraviesan los momentos más dulces de su dilatada carrera, desde que comenzaron en su natal l’Eliana. Entre risas y últimos paseos por el recinto llegó la hora punta de la noche. 




Saltan al escenario Kaiser Chiefs, con permiso y siempre a continuación de The Hives, se situaron entre los grandes agitadores del festival. Se dedicaron a la suyo, ofreciendo un recital de contundencia y diversión liderados por un Ricky Wilson trepador, que se encaramaba a la batería o a la torre de luces haciendo compatible su agilidad vocal con la competición sobre obstáculos. Los de Leeds fueron creciendo a lo largo del directo culminado con su número uno Ruby una buena ración de rock. El teatro llegó con Love of Lesbian, tremendamente obsesionados en satirizar su presencia en escena con gags de dudoso entendimiento a cargo de Santi Balmes, entre los que hubo referencias a la telebasura, extraños disfraces carnavaleros e incluso el lanzamiento al público de uno de Los Lesbianos que atravesó el tendido embutido en un neopreno y gafas de buzo hasta llegar a la torre de sonido. Entre versiones del Como yo te amo de Raphael o Amante bandido intercalaron el repertorio habitual junto a un tema nuevo. Como casi siempre la fiesta que consiguieron crear enfervorizó a sus fans, en un recital que culminó con su endémico bis Algunas Plantas. El Low Festival 2014 fue todo esto y mucho más. Desde el escenario menor Wiko, en tamaño que no en calidad, asomaron bandas emergentes que apuntan maneras. Legiones de dj’s completaron los horarios hasta que el sol no pudo más y se abalanzó sobre los resistentes a irse a sus lugares de reposo. En conjunto el certamen crece en tamaño, electricidad y atracción convertido en una de las referencias musicales del año con las mejores bandas posibles. Un gran éxito apoyado por la masiva afluencia de público que concede al festival el título de Big Low. Todo un gran acierto junto al mar de Benidorm. Que siga.

martes, 29 de julio de 2014

Sábado en el Low

EL BIG LOW (VOL. 2). SÁBADO

Segundo día de festival y todo un sábado por delante. Los lowers aprovechan las bondades gastronómicas que ofrece Benidorm para cargar fuerzas ante lo que se viene encima. Tascas, bares, arroces, pinchos y tapas, locales al menú de economías varias surten al hambriento de abundantes viandas regadas con fresquísimas cañas salidas de surtidores mágicos o el tinto del verano más pop de la costa mediterránea. Los más afortunados disfrutan de brevísimas siestas antes de afrontar los nuevos retos que ofrece el cartel. El Low promete hoy una travesía bien distinta, en una misma jornada se unen bandas que apuestan por contenidos algo espesos, muy trabajados y profundamente barrocos a primera vista no aptos para todos los lowers. Las exigencias de Massive Attack para impedir que nadie más tocara en el recinto mientras ofrecían su show, las pagaron curiosamente las dos bandas que regalaron los directos más entretenidos de la noche. Corizonas, obligados a reducir el tiempo de su actuación, demostraron que también se puede hacer surf en Madrid con su sonido de nacimiento californiano, bañado por las olas de la costa Este y recubierto con los aires de la meseta manchega. La curiosidad mitómana recordará que el nombre de la banda nace de la contracción del nombre de la población californiana de Corona, donde Fender construyó sus míticas guitarras hasta que en 1991 trasladó la sede de la empresa a Arizona. 




Desde Murcia llegó Second,  que empezaron con casi 20 minutos de retraso y sin descuento en el final por honrar a Massive Attack. Posiblemente por ello decidieron, contra todo pronóstico, iniciar la abreviada sesión con su hit futurista 2502, enfundados en sus uniformes de inspiración Devo modelo evolucionado de El Aviador DRO para entonar su divertido pop saltarín. En el estadio central los Massive jugaron para ganar con todo a favor, contando con el factor campo consiguieron los tres puntos con eficacia. Ofrecieron la victoria a los suyos en medio de un lleno incontestable en la ciudad deportiva Guillermo Amor. El luminoso espectáculo que acompañaba a su puesta en escena fue el motivo de la restricción de otras actuaciones. Paradójicamente un montaje de denuncia social, contra la guerra o las marcas y multinacionales que aúpan el capitalismo reinante perjudicó el trabajo creativo de dos bandas españolas más modestas en medios que los grandes gurus del Trip Hop. Los de Bristol aderezaron su directo exquisito compaginando novedades con clásicos como Teardrop, Angel o Unfinished Sympathy que congeniaron el delirio general desde el césped a las gradas, llenas para la ocasión como en ningún otro encuentro. 



Más difícil lo tuvieron The Horrors, sus lúgubres ritmos post punk no encontraron el mejor momento para su programación cuando la noche aún no había llegado a caer del todo en el escenario principal. Faris Badwan paseó desgarbado su estudiado desaliño y cuidado ropaje como el fantasma de un cuento gótico. La oscuridad se adentró en la espesura del parque con El Columpio Asesino, que desglosó su personalísimo repertorio de letras siniestramente elegantes y fondo denso, reservado a aquellos que quieren adentrarse en las profundidades del punk rock inspirado por la Velvet Underground pasado por el tamiz de Sonic Youth o Joy Division. Una preciosa joya fiel a su acta fundacional lanzada al mundo en 1999 desde Pamplona. Mucho más directo y transparente es el pop rock ofrecido por los madrileños The Parrots, una banda en alza que se presentó en el escenario Wiko destinado a formaciones de menor predicamento entre la audiencia. El Low superó su ecuador con un nuevo pleno ante una apuesta ciertamente arriesgada. Suma y sigue. 


lunes, 28 de julio de 2014

Festival de verano en Benidorm

EL BIG LOW (VOL. 1) VIERNES


Tarde de julio en el epicentro del verano. Benidorm luce sus armas más sólidas, un sol que no perdona moldea una atmosfera espesa que envuelve el paisaje desértico. Entre dunas de coches avanzan caravanas de intrépidos viajeros que buscan la sal en el Low Festival





Dentro del recinto Triángulo de Amor Bizarro lanza sus andanadas post punk de manera intermitente contra un público que sufre aun los estertores del día mientras avanza hacia el crepúsculo. El escenario Budweiser, la plaza más grande de la ciudad Low es tomada por un exPirata. La inconfundible voz de Iván Ferreiro desgrana un repertorio que recuerda en estilo y tono a la banda de bucaneros que cruzó los mares el indie hispano. Un leonés apellidado Benavente entona sus himnos contestatarios de verso sólido y arreglos cuidados con estribillo escatológico incluido, dedicado a los autores del régimen de castas que nos gobierna. ‘Está muy claro que algo tiene que cambiar o se irá todo a la…’ Palabra recurrente en otros temas que sonaron en la noche como el que empuñó Sidonie, siempre exquisitos en su puesta en escena luciendo su eterna delgadez versión estrellas de rock, esta vez sin sitar.  







La mayor de las fiestas del viernes y posiblemente de todo el festival tiene origen sueco. The Hives hicieron explotar toda la fuerza de su rock tremendo, contundente y salvaje en un directo sensacional que entusiasmo a lowers estudiosos del cartel y atrapó a los más desprevenidos. Pelle Almqvist,  líder y guía de la banda más gamberra de la península escandinava, recordó con su himno Come on la declaración de intenciones de una simple y sincera manera de vivir la música desde los sonidos más básicos que provienen del garaje. 






Vetusta Morla, el cabeza de cartel patrio del día, llenó el campo de sus fieles  que entonaron temas y corearon a una banda seria y estudiada que no permite deslices en su Deriva. La velada del viernes abrió su Volumen 2 entre los efluvios profundos y persistentes de la electrónica de Holy Ghost. Llega el momento para los bailes lascivos y las miradas inquietas a ritmo de djs estratégicamente diseminados entre el recinto donde Benidorm ha vivido sus citas deportivas importantes y ahora musicales. Que dure el verano mientras el Low crece.