Anni nos recibe en su
camerino después de un directo difícil. El sonido no ha funcionado del todo
bien y la franja horaria ha coincidido con la final de Champions entre el Barça
y la Juve, que los asistentes con el corazón partido podían seguir a través de
una pantalla gigante. El ambiente no acompañaba pero, a pesar de todo, Anni B Sweet y músicos ha desplegado
todos sus encantos para presentar su último trabajo Chasing Illusions. El público ha respondido abarrotando los
aledaños del escenario para arropar las acogedoras melodías que acompañan una
voz tersa pero decidida, en una ambiente indie
folk tamizado por una suave pronunciación británica. El gracejo andaluz de Ana López, nombre real de la cantante y
compositora que se esconde tras Anni
B Sweet, recuerda su origen malagueño. A pesar de una aparente fragilidad y
confirmada juventud esconde una sólida formación musical. Como Mozart empezó de
niña a componer canciones; componía
sobre el piano y luego les vendía las canciones a mis tías, explica
bromeando, luego he visto que no era tan
fácil.
Evidencia la mala situación económica que atraviesa el país que
lógicamente se refleja en la cultura, pero sentencia no me puedo quejar nada. Desde que ganó el primer premio de
maquetas de las revista Mondo Sonoro en
2008 su carrera no ha hecho más que coger velocidad. Después de fichar por el
sello Subterfuge fue escogida para
abrir un concierto de Antonio Vega en
Valencia en 2008. En esa gala sucedió un hecho inusual; la gente empezó a pedir bises y él me dijo que los hiciera. El
carismático líder de Nacha Pop quedó
deslumbrado por las cualidades de la joven promesa y le ofreció cantar a duo
una versión de su clásico La chica de Ayer… yo le dije que no, porque estaba muy nerviosa y no sabía si me iba a
salir bien, para cagar una canción así mejor no hacerla. Le dije que la próxima
vez, pero no hubo una próxima vez, recuerda Ana con cierta tristeza. Antonio Vega murió unos meses después
de aquel concierto. Ana valora de su breve pero intenso contacto musical con él
la humildad y la cercanía que transmitía,
cualidades que ella también ejercita de manera innata. Pero ciertamente es
ambiciosa su hambre musical que tiene entre sus pilares básicos nada más y nada
menos que a Fleetwood Mac, Pink Floyd o Led Zeppelin entre otras
bandas esenciales del pasado siglo. Más recientemente cita The War on Drugs como algunas de sus influencias recientes. No le
gusta explicar la música que hace porque
siempre que me intento definir lo hago fatal y me limito, me pongo una etiqueta
cuando soy una cosa dejo de ser muchas otras y eso no me gusta. De todas
formas acaba explicando que lo que hace es una especie de dream pop, en todo caso una delicia que siempre apetece escuchar.
Pero antes de que la
final de futbol más esperada de la temporada empezara en el estadio olímpico de
Berlín, que por cierto fue inaugurado por Hitler, pasaron más cosas en el Festival de les Arts. Muy
divertida fue la fiesta que monta Carlos
Sadness, un tipo simpático que a pesar de recibir en plena cara todo el
impacto del sol de media tarde, evita ponerse las gafas por respeto al público.
Grupos de seguidores corean sus canciones entonando pegadizos estribillos como Te voy a matar cuando me acabe de peinar,
toda una declaración de intenciones. Letras coloristas, pegadizas y de contacto
envueltas en una música fresca ideal para el verano. Según dice tiene muchas
ganas de hablar pero se contiene porque tiene poco tiempo para cantar sus
canciones, pero no olvida felicitar a los valencianos por haber prescindido de
los servicios de Rita Barberá, al
fin.
Diferente es la propuesta
que ofrecen los guipuzcoanos Delorean, sus
frenéticos y elucubrantes ritmos enardecen la tarde y animan el baile. No
olvidaron algunos de sus temas más sonados como As time breaks off que eleva el tono de la fiesta.
En el escenario grande Jero Romero hace lo propio lanzando sus
melodías sinuosamente acompasadas con frases secuenciadas por ritmos marcados. Son
canciones nacidas para ser cantadas a mil voces en festivales. Como los temas
de Izal que ha visto convertido buena parte de su repertorio
en himnos por sus seguidores, que abarrotan los aledaños. Suenan los acordes de
Hambre y los brazos se eleven entre
danzas y coros masivos, solo somos
animales recuerda la letra. En muchas de las estrofas el cantante evita
usar el micrófono ante los coros acompasados de legiones de seguidores
entregados.
La Habitación Roja son un valor seguro, los valencianos juegan en
casa y se nota. La gente no cabe en el área reservada para ellos cuando inician
un completo repaso a su biografía discográfica que incluye Mi Habitación o Segunda Oportunidad. No olvidan felicitarse y
felicitar a la gente por el cambio político recién llegado, tienen incluso un
recuerdo para los gobernantes que forman ya parte del pasado al dedicarles un Ahora sí que está bonita Valencia. La entrega de los de l’Eliana nos hace
disfrutar de unos sus mejores directos conocidos en tiempo. Se nota que están
en su mejor momento, como la ciudad
que celebra este nuevo festival.
El Barça ya se ha convertido
en campeón y los futboleros se incorporan a la agenda, que incluye como plato
fuerte a Lori Meyers. Comprobé que,
efectivamente, los habían dejado entrar a pesar de los problemas de
acreditación que compartimos el viernes (ver Vol. I). En el tendido no cabe ni
una aguja pero nadie para de moverse mientras los granadinos van deshojando
Alta fidelidad, Luces de neón, El tiempo pasará hasta llegar al primer clímax con Mi realidad, uno de sus hits al que le sigue, ya como despedida Enborracharme. Decididamente valió la
pena que los dejaran entrar.
El cartel se completa con
las siniestras danzas electrónicas llegadas desde Liverpool con TheWombats, que demostraron saber cómo hacer bailar a un público totalmente
entregado en la recta final del festival. Un gran éxito de jueves a sábado
congregando a 22.000 personas ávidas de música. Como decía Marc de Dorian,
seguro que el Festival de les Arts ha llegado para quedarse. Y es que ahora Valencia
sí que suena mejor.