sábado, 18 de junio de 2016

Fuerza y honor con los Who en Madrid


Foto de Vicente Lafora

 La súbita bajada de la temperatura contribuyó a dejar una tarde mucho más agradable de llevar frente a los abrasivos rigores del calor pre-veraniego, que durante la semana ya habían anunciado lo que se prepara para los próximos meses en Madrid. En el barrio de las letras uno siempre se siente como en casa y más entre amigos y buena conversación, la tertulia acabó en la primera retrospectiva llegada a Europa sobre los Wyeth (Andrew y Jamie) en el Thyssen gracias al sabio consejo del pintor Pepe Cerdá. El sorprendente realismo natural lleno de una luz inquietante y detallista captada al vuelo en los campos de Maine por padre e hijo, supone un buen aperitivo cultural antes de lanzarnos a admirar el arte de otra pareja bien distinta formada por Roger Daltrey y Pete Twonshend, el centro neurálgico de The Who, que emerge de las profundidades de las leyendas del rock como cabeza de cartel de la primera edición del Mad Cool Festival.  La Caja Mágica parece un buen escenario, en principio, para ver a los autores de MagicBus o Pimball Wizard (por cierto no tocaron la primera pero sí la segunda) pero pronto comprobamos que el desconcierto tecnológico provoca largas colas y esperas innecesarias ante el mecanismo ideado por algún “lumbreras” desde un despacho, para evitar el dinero en metálico en los pagos de consumiciones. Una tarjeta incrustada en la pulsera de cada asistente debería servir como pago en las barras, pero el sistema funciona con deficiencia y tratar de conseguir una cerveza se convierte en una odisea con largas listas de espera. Finalmente hidratados y guiados por mis buenos amigos Javi y Vicente tomamos posiciones cerca del escenario principal, con el tiempo suficiente para recordar que una buena parte de la fiesta consiste en el contacto con el público. Como vecinos tenemos un joven ingeniero de sonido de Manresa admirador de Black Sabbath que viaja siempre sólo a los conciertos para vivirlos más intensamente. Un holandés que rozara la misma quinta que los propios Who recuerda las experiencias de una actuación del 76 en Inglaterra. 




Las icónicas imágenes nos recuerdan desde el escenario que los tipos que vamos a ver son los mayores símbolos mundiales del movimiento mod nacido en los umbrales de los 60. Dianas, lambrettas, parcas y por supuesto Brighton y momentos de la película generacional Quadrophenia recuerdan con quien estamos tratando. Como auguraba Javi, la primera canción que suena del glorioso repertorio es I can’t no explain que desata la alegría y la fiesta entre todos. Los reconocibles acordes de Twonshend nos hacen sentir como en casa, con su emblemática “caída de brazo” empieza a rascar en las entrañas de sus guitarras para extraer la mejor potencia sonora de sus buenos viejos tiempos. Desluce un poco el conjunto el bajo nivel del volumen y la descompensación de graves y agudos, pero nadie quiere pararse a pensar en cuestiones técnicas cuando tiene a los Who delante. Los maestros van saltando de himno en himno en un repertorio que incluye Who are You?, The Kids Are Alright, Baba O'Riley el intimismo de See me, feel me o el emblema mod por excelencia My Generation. Al poder electrizante de The Who todavía le queden muchos vatios de potencia. El duo ha rebasado los 70, el tiempo pasa inexorable y cruelmente para todos, pero su fuerza y potencia continúan activas. Aunque Daltrey tenga ya el aspecto de un residente habitual de las terrazas de Benidorm estilo Mike Kennedy (de los Bravos), a su voz aún le quedan destellos de vida que recuerdan su pasado glorioso mientras trata de seguir usando el micrófono como látigo. El regreso a España después de su minigira del 2009 no trae nuevo disco (el último lo publicaron en 2006)  pero su histórico plantel, condensado en la hora y media que permite el apretado horario del festival, es suficientemente elocuente para justificar su recorrido. Hay momentos para el recuerdo con imágenes de Keith Moon, carismático primer baterista de la banda, y el bajista John Entwistle, que quedaron en el camino de una banda que vive con merecimiento de su esplendoroso pasado, actualizado con las ganas de seguir adelante que evidenciaron con la apoteósica clausura del Won't Get Fooled Again. Con fuerza y honor The Who continúan en activo en la carrera demostrando, una vez más, por qué están en lo alto del sagrado pódium del exclusivo club de los más grandes mitos del rock.

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