En la deliciosa Desayuno con Diamantes Audrey Hepburn explica su devoción por la neoyorquina sede de la joyería Tiffany’s, un lugar que le servía de refugio ante las penas del mundo real porque allí “no puede ocurrir nada malo”, aclaraba en un momento de la película. En el FIB sucede algo similar. El certamen de Benicàssim ofrece un gran surtido de joyas para todos los gustos en una enorme casa de los caramelos, donde puedes encontrar una variada selección de golosinas cada una con un paladar distinto, complementarias algunas opuestas otras, pero que en conjunto hacen las delicias de cualquier amante de la música ávido de nuevas experiencias y de revivir momentos clásicos independientemente de la edad de cada uno. Aunque, claro está, el ambiente es sobretodo joven. Hasta 170.000 personas han pasado por el festival de los festivales europeos en su XXII edición, según la organización un 48 por ciento procedía del Reino Unido, un 46 por ciento de España y el resto de otros países europeos. Todos unidos por la música y sobre todo la diversión que representa la gran cita festivalera.
Entre el colorido de los
disfraces, las risas y la fragancia de juventud que abarrotan el recinto
también reasoman por el Festival Internacional de Benicàssim las
canas de quienes han visto pasar muchas lunas sobre el cielo del certamen, que
recuerdan viejos tiempos ansiosos por disfrutar de las sorpresas que depara el
presente. A la entrada coincido con Nolasco
y Jimena, núcleo esencial de Gatomidi, banda de
la cual ya hemos hablado aquí en otras ocasiones destacable por su densa
guitarra y atmosfera envolventemente distorsionante. Esta vez vienen al FIB
como público a disfrutar de los conciertos, pero otras veces se han subido al
escenario cumpliendo un sueño que se reproduce en otras jóvenes bandas formadas
mientras el festival iba creciendo con ellos.
Funckaine en acción |
Mi primer grato encuentro
con el cartel de este año se produce en el escenario FIB Club-Radio 3, donde después de reajustar instrumentos sobre el
tiempo Fuckaine lanza su luminoso
repertorio de alegría en el que destaca la briosa Ode to Repetion, y la sentida Totally Contagius muestras
de un power pop hijo del punk vestido en bañador, aderezado por las camisetas
de Curro, la colorida mascota de la Expo 92’ de Sevilla, que luce Fran
(cantante, guitarra y productor) a juego con la de Poquemón, ahora virtualmente perseguido por todo el mundo, que viste Tábata (bajo, sintetizadores y voz). Ellos fueron una de las pocas
excepciones donde la guitarra fue protagonista en un programa, el del jueves,
netamente electrónico y muy hip-hop, incluso con los ribetes de reggaetón del
cabeza de cartel del día Major Lazer, todo un atrevimiento para los creyentes en la
ortodoxia de la vanguardia indie y una leve concesión a los gustos más
generalistas. Por el escenario Las
Palmas también apareció El Guincho desplegando sus zalameros ritmos sabrosamente
sampleados, embadurnados de crema canaria y sonidos africados regados por los
omnipresentes sintetizadores.
De vuelta a mi personal
refugio en el FIB Club, asisto a la fiesta que monta Teleman una entretenida propuesta de
tecno-pop londinense nacida de las cenizas de Peter and The Pirates. Hexágonos
y destellos electrónicos recuerdan los tiempos de Squeeze en el Marquee. Otra divertida propuesta del
pequeño recinto donde acabé instalado fue Extraperlo,
que como ellos dicen en uno de sus temas buscan Algo distinto un mensaje que suena muy postmoderno a través de
la introspectiva voz de Borja (cantante y guitarra). Curiosamente la
música de esta banda de Barcelona, de acordes ambientales y tono urbano, podría
perfectamente servir de banda sonora a alguna de las películas de Fernando Colomo, donde retraba el
Madrid de los 80 y 90 a ritmo de comedia. Entre claros efluvios de Blondie y Human League, el serpenteante y arrítmico baile de Borja, con movimientos
a medio camino entre German Coppini e Iñaki Glutamato, anima la puesta en
escena.
El desparpajo saltó a
primera hora de la tarde del viernes al escenario grande con The Hinds, un curioso fenómeno que recuerda como la esencia de la buena música no
tiene por qué estar necesariamente siempre unida al virtuosismo y sí requiere
buenas dosis de sinceridad. Letras simples y unos acordes rasgados de casi de
cualquier manera todo unido a la frescura innata de las cuatro madrileñas que
forman del grupo, les han permitido telonear a The Libertines o tocar en Londres, Asutralia o Lisboa. Por segundo
año consecutivo han llevado sus ingenuos ritmos garageros el escenario Las
Palmas, pocas bandas podrán decir lo mismo.
La Habitación Roja en Las Palmas |
Un regreso periódico y no
por ello menos atractivo se produjo poco después con la llegada de La Habitación Roja, sólida banda valenciana nacida en la Eliana que mejora con los años (no es
un tópico). Como apostilló Jorge Martí
(voz y guitarra) en la dedicatoria de Voy a hacerte Recordar son “unos
clásicos del FIB, como público y tocando. Nos gusta el FIB!!”. En su turno
en el escenario no faltaron algunos de sus hits como Ayer. Con Dorian llegaron los
momentos oscuros desde la brillantez que siempre imponen al impecable sonido
de la banda que lideran Marc y Belly,
que desde sus inicios han demostrado la sensibilidad de los jóvenes genios.
Las guitarras volvieron
definitivamente a tomar el campo de batalla durante el viernes y su momento
álgido llegó con el rock & roll sin concesiones de Band of Skulls , que
desplegaron toda su barroca potencia sonora recordando por momentos a The Queens of Stone Age pasado por el
tamiz de Shoutampton. El Brexit no funciona en el país del FIB y
las bandas británicas como The Vaccines
compartieron su brit pop sin problemas.
Sin duda el momento más
esperado de la noche por los fibers y los no tanto fue la aparición de The Chemical Brothers en su enésima cita
con el festival. Desde el primer momento dejaron claro sus intenciones abriendo
con su himno “Hey Boy,
Hey Girl”, sin duda una de las bandas sonoras de la historia del FIB para
seguir con un repertorio que consiguió, ya hace más de dos décadas, hacer
confluir los gustos por las guitarras con las mezclas electrónicas. Mientras el
combo Rowlands-Simons continúa reinventándose
mientras siguen sonando inequívocamente a ellos como hacen en Go.
The Chemical Brothers. Foto: Pau Bellido (FIB) |
La lista del sábado
ofrecía el cartel con más reclamo, de hecho las entradas del día de agotaron,
cumpliéndose el sueño de cualquier promotor. La primera propuesta interesante
la ofrecían bien pronto los argentinos Capsula
con su homenaje a David Bowie . El clasicismo británico tenía una vez más un
representante de honor en Echo & The Bunnymen uno de los iconos de la New Wave post punk que
debuto con su primer disco en 1980, cuando muchos fibers ni siquiera habían
nacido, y que volvieron a demostrar que la elegancia no tiene edad. Elegantes
también sonaron las ampulosas fuerzas electrónicas de Delorean para desplegar
su magia sonora.
El plato fuerte llegó con
Muse en su esperado retorno al FIB. En su primera
comparecencia en 2007 cerraron con espectacularidad la edición de aquel año. En
la rueda de prensa anterior a preguntas de los periodistas un jocoso Matt Bellamy justificó el nombre de la banda sin atisbo de
rubor por la coincidencia del nacimiento en su Teignmouth natal -un pueblo del sudoeste de Inglaterra con 15.000
habitantes- de varios famosos novelistas, poetas, filósofos y los componentes
de su grupo por tanto llegaron a la conclusión de que por allí rondaba “una
musa”. El caso es que el genio de la banda reúne toda la apoteosis destructiva
del rock & roll más sinfónico,
combinando estridencia y melodías entre voces cándidas y apocalípticas, todo
ello acompañada de una parafernalia escenográfica surtida esta vez por lanzamiento
de globos y confetis.
El salto de Capsula. Foto: Pau Bellido (FIB) |
El domingo, cerrando
temporada, llegó la hora de gloria para Chucho, la veterana banda mágica de Fernando
Alfaro llegó desde Albacete con sus ritmos que siguen advirtiendo en su hit
“que lo mejor de nuestra vida aún está
por ocurrir”, un lema que bien vale volver a un nuevo FIB. El intimismo de The Macabees, The 1975 y la vuelta del Rap al tablao con Kendrick
Lamar demostraron el eclecticismo del festival que reservó para el final el
regreso de Massive Attack, uno de
las bandas históricas siempre presente en la particular playlist del certamen
con su personal trip hop. Benicàssim languidece ya sin fibers pero con todo el
atractivo de lo queda del verano mientras el FIB prepara ya su cartel para la
edición XXIII. Lo esperaremos para ver qué nuevas golosinas prepara.
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