jueves, 2 de julio de 2015

PORTISHEAD, PRODIGY Y BLUR UNIDOS POR EL FIB




La temporada de festivales, como las lluvias en verano, se adelanta cada año. Tal vez a causa del calentamiento global, que avanza inexorable, o quizás por la inercia de una vida que exige novedades de manera inmediata los acontecimientos se precipitan. La previsión anuncia, no obstante, que el FIB llega a su hora. El Festival Internacional de Benicàssim cumple 21 años consolidando su posición como decano de los certámenes versión macro. Desde su incipiente nacimiento en el Velódromo de la ciudad castellonense, la apuesta por la escena más alternativa ha sido hábilmente combinada con valores seguros entre las tribus indie. Una prueba más es la inclusión entre los cabezas de cartel de tres colosos nacidos en los 90, todos ellos originarios de las islas donde el té se toma siempre a las cinco y la reina es eterna. El ejemplo máximo de los llamados grupos de culto noventeros es Portishead. En más de 20 años les han bastado tres discos para convertirse en iconos de la after modernidad, su magisterio lo vale. Dummy  fue el primero con su deslumbrante oscuridad, que renovó la escena del Bristol sound para internacionalizarla. Le siguió el homónimo Porstishead, que avanzó por caminos más arenosos y el tercero fue llamado como no podía ser de otra manera Third. Es la personal trilogía, adobada con algunos remixes, de un grupo que ha sabido sacar el máximo partido a sus samplers y su revolucionaria manera de programar la música electrónica, que fue llamada trip hop porque alguna etiqueta hay que poner, aunque a ellos no les guste. Una legado viviente que ha pasado a integrarse en la cotidianidad más cercana, generando derivados ciertamente inocuos que sirven de relleno a los hilos musicales de las consultas de profesionales de la ortodoncia y los ascensores más cool. Mucho mejor ver a los originales y además en directo.



En el otro extremo de la balanza se sitúa Prodigy, con sus guturales cantos que parecen proceder de un intestino atormentando llevando los ritmos electrónicos por los derroteros más hardcore posibles. No es su primer desembarco en el FIB, a diferencia de Portishead sí tienen más de tres discos y en esta ocasión presentan trabajo nuevo, The Day is my Enemy, cuyo título deja clara la filosofía de vida diaria de sus contundentes ritmos siempre llenos de energía. Más melodiosas son las propuestas eternamente pubescentes de Blur, sus guitarras y voces post beat evocan los tiempos gloriosos del brit pop que aún sigue dando juego. La diversión está también asegurada con Kaiser Chiefs, veremos si Ricki Wilson vuelve a escalar a lo más alto del escenario ascendiendo por la torre de luces, como hiciera en 2013. No faltará a la cita de Benicàssim Noel Gallagher, uno de los representantes de la otra banda que competía, más o menos ficticiamente, por liderar el género. El rostro más afable de los colíderes de Oasis frente a su irascible hermano Lian se presenta el certamen escoltado por sus High Flying Birds   



A la terna se une una propuesta más reciente pero de éxito ciertamente consolidado. Florence and The Machine, desplegará su folk armonioso y orquestado sobre las arenas de Benicàssim. Desde 2007 la melena pelirroja de Florence Welch viene desplegando sus encantos y su voz cándida, elegante y al mismo tiempo decidida, con la que sigue llenando recintos, entre ellos el Royal Albert Hall en el centro del sacro imperio británico. La visita es deuda después de suspender su primera asistencia prevista para el FIB 2012. Y entre los que repiten una vez más están Los Planetas, siempre muy bien recibidos en uno de sus ambientes naturales, como auténticos máximos exponente del indie patrio, con ellos seguro que será un buen día.



Por supuesto no hay que perderse la siempre insospechada puesta en escena de Joe Crepúsculo, que desde su ignota seriedad presencial augura siempre buenos motivos para la fiesta que siempre suena brillante al mando de su fábrica de baile. Y como manda la tradición Aldo Linares rubricará el acto final. Desde la primera edición del FIB y los tiempos gloriosos de la sala Maravillas  se encarga de clausurar oficialmente el festival (oficiosamente la cosa suele alargarse algunos días para los más impulsivos) con su sesión siempre eclécticamente sorprendente más allá del tiempo y del espacio. Al menos eso es lo que dice la previsión que incluye hasta 100 propuestas diferentes en el cartel. Una programación que augura buenos tiempos para la música este verano en Benicàssim. 

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